Queridas compañeras y compañeros:
Este ha sido un curso que desde el principio era una invitación a un viaje interior. Solemos dedicar las vacaciones a oxigenarnos descubriendo nuevos lugares de ensueño por todo el mundo, pero pocos dedicamos el tiempo necesario para viaja hacia adentro.
A partir de mis propias crisis y crecimientos estoy descubriendo que la Presencia del docente en el aula es el factor fundamental para la innovación educativa. Y también para disfrutar nuestra profesión, tener una vida plena, con sentido. Para ello hemos de encontrar el vínculo con un proyecto que nos supere, que sea inclusivo, que vaya más allá de nosotros y que incluya a todos.
Para ello hay que disponer de la motivación, energía, capacidades y recursos internos necesarios. Para luego dar los factores que cambian cualitativamente lo que vivimos en el aula: la alegría, escucha, positivismo, la mirada apreciativa y la compasión.
Todo cuanto necesitamos para vivir desde nuestra mejor versión se puede descubrir internamente. A veces una formación nos aporta los resortes que nos accionan a cambiar. Luego hemos de aprovechar ese empuje para una transformación real y no volver a nuestras zonas de confort internas.
Siempre estamos entre la seguridad de la repetición y los hábitos psicológicos y el miedo al cambio. Porque para permitir el paso de lo nuevo hay que abrir un camino dentro de nosotros sobre lo caduco, atravesando muchas resistencias propias.
Acabar este curso de Bienestar Docente es sólo el principio de un camino personal de crecimiento que no termina nunca y que podemos ejercitar en el aula con el rico abanico de vivencias que travesamos cada día y que surgen de la interacción con los demás.
Quiero agradeceros la entrega puesta en las tareas, la confianza depositada en el grupo como motor de cambio, la fe en que es posible seguir creciendo en conciencia desde la completa aceptación de nuestro estado actual.
El foro ha sido un verdadero pulmón oxigenando el trabajo grupal, interconectando inquietudes, aportando reflexiones y alentando nuevas exploraciones personales. Toda una inteligencia colectiva.
Nuestros planes más luminosos están ya en algún lugar planteados, nuestro interior aguarda el descubrimiento de una gran belleza y poder personal, que aflora cuando vivimos desde nuestro centro aportando valor a los demás. Y nuestro trabajo es eliminar los obstáculos que impiden su manifestación en nuestra vida.
Os propongo dejar de buscar la autorrealización y cambiarla por la vocación de servicio a la vida circundante.
CUANTO MÁS DAMOS MÁS RECIBIMOS. ES ASÍ.
Y ese voluntariado no hace falta que lo ejerzamos lejos de aquí, sino en nuestra familia, en nuestras aulas, en nuestro centro. Cuando anhelamos y acompañamos la germinación de los valores internos de los demás nos convertimos en humildes jardineros del cosmos, tratando de aportar siempre las mejores condiciones para ello.
Y sientes que dando a los demás aquello que necesitan para ser mejores uno va descubriendo su mejor versión.
Eso da una nueva dimensión a nuestra vida, pasamos del egocentrismo a la conciencia de Especie, dejamos de satisfacer necesidades personales para impulsar proyectos inclusivos.
Todos tenemos el talento necesario para contribuir a la transformación de nuestro mundo, sólo falta que generemos internamente las condiciones para que sea posible (empoderarse).
Os agradezco también vuestras aportaciones para mejorar el curso. En el curso presencial nos faltó tiempo para reflexionar. Y en esta versión on line nos faltó tiempo para encontrarnos y experimentar, vivenciar juntos. Así que seguramente diseñaremos un curso semipresencial que tenga lo mejor de los dos: vivencial y que aliente la exploración personal, que luego será compartida en las sesiones presenciales.
Y recuerda: “O buscas la crisis o la crisis te encontrará”.
Todos estamos ya conectados. Todas y todos, compañeras y compañeros, vivís ya en mi corazón.
Gracias por vuestra entrega en las tareas y en el nada fácil camino al interior de nosotros mismos.
Gracias por vuestros aportes, por compartir desde la confianza y por haber aprendido tanto juntos.
Un abrazo grande y hasta siempre.
"Dejemos que las personas vivan en nuestro corazón, caben tantos como queramos"
Toshiro Kanamori.
Un maestro del Corazón de Japón.
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